Febrero 11. Los Ojos

Margaret Keane

Cuando leí este texto quedé profundamente conmovida por la claridad del autor al referirse al mecanismo, sistema ocular y de conciencia afincado en nuestros ojos. El acto de ver es muy distinto al arte de Ver. Mirar a los ojos es muy distinto a Mirarse con otros ojos y la luz de los ojos de otros en los nuestros espejea y refleja aquello que no podemos ver por nuestros propios medios. Se requiere mucha humildad para aceptar que necesitamos ayuda para vernos, conocernos, amarnos.

"Los ojos están diseñados para ver el mundo, los contornos, las atmósferas, los colores. Distinguen, precisan, detectan, vigilan.  Pero los ojos no pueden verse a sí mismos, no están hechos para autoobservarse; por ende, no podemos tampoco ver nuestro rostro,el centro de nuestra identidad.
No sabemos cómo somos, qué rasgos, qué gestos nos definen. Para ello necesitamos un espejo, un vidrio,una vitrina, un charco de agua, una cámara fotográfica. Esto es,requerimos herramientas, prótesis, objetos que están allá afuera y que nos pueden echar una mano para saber en realidad cómo es nuestra apariencia, cómo miramos, quiénes somos.

Parecería que se tratara sólo de una cuestión de diseño de la máquina corporal. Sospecho que es algo más grave.
De un modo paralelo, no podemos analizarnos a nosotros mismos, no logramos medirnos correctamente, no sabemos sopesar nuestras fuerzas ni nuestras flaquezas. Siempre nos calculamos mal. Si estamos juzgando a los demás, percibimos con facilidad sus errores, sus vicios, las fallas que los han conducido a tropezarse o a caerse definitivamente en la vida. Los vemos. Pero cuando estamos haciendo un examen de conciencia, un balance, un ajuste de cuentas con nosotros mismos, casi siempre fallamos, nos mentimos, nos engañamos, no damos en el blanco. Por lo general, el asunto es mucho más grave de lo que creemos. Y todo radica en que no estamos diseñados para un ejercicio semejante.

Cuántas personas no andan por la vida extraviadas, hundidas, sometidas a vicios, depresiones y conductas autodestructivas sólo porque no han sabido pedir ayuda, es decir, porque no han podido reconocer que necesitan un par de ojos ajenos para verse a sí mismas".
Mario Mendoza.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *