El Amor como la Poesía es una Obra Solitaria

Masao Yamamoto

El Amor como la Poesía es una Obra solitaria.  Parece extraña la afirmación, pero si logramos extraer, con la dificultad que ello implica, a la palabra amor de sus cómodas ubicaciones en el discurso amoroso y romántico; y a la palabra soledad del miedo infundado a su inevitable experiencia, tal vez podremos ampliar el horizonte y reflexionar sobre la forma cómo cualquier encuentro con un otra persona desata un sinfín de mecanismos creativos que contribuyen al desarrollo del alma, al proceso de individuación de un ser en constante relación.

Un opus deliciosamente trabajoso que necesita de la soledad más profunda para vivir el Amor más profundo, maduro, lleno de su propia y fértil intimidad, de donde emergerá quizá el poema, el eros de la vida, la experiencia, la belleza del arar en la tierra del alma; el sello en el corazón; eso que amorosamente sí es posible compartir con y en todos los encuentros.

Creo que perderle miedo a la soledad es perderle miedo al amor para así poder abrirse a la profundidad. 

Mujeres y hombres sabemos de ambas experiencias y a veces nos rendimos a una o a la otra olvidando la necesidad del encuentro entre las dos, o nos aferramos a una negando la otra, quedando escasos y pobres de vivencias.

Mujeres y hombres estamos urgidos de soledad reflexiva para resignificar roles y poses sobre lo que se espera, se desea y se puede ser siendo mujer o siendo hombre en una relación, en una relación entre hombres, entre mujeres, con la naturaleza…consigo mismos.

Yamamoto

Sintiendo, pensando, intuyendo y valorando sobre estos asuntos tan humanos me ilumina y me alegra una carta escrita en 1904 por un poeta muy admirado, Rilke, a un joven con pretensiones en la escritura.  Una carta a mi modo de ver, con un tinte profético del deseo y acontecimientos actuales en la experiencia del encuentro amoroso.  Una vigencia en la que el poeta atina por su condición de visionario y de la que transcribo el siguiente apartado con el ánimo de hacer un poco de alma:

"La muchacha y la mujer, en su despliegue nuevo y propio, serán sólo transitoriamente imitadoras del modelo masculino de ser y de no ser, y repetidoras de oficios masculinos.  Después de la inseguridad de tales transiciones se echará de ver que las mujeres sólo han pasado por la abundancia y alternancia de esos disfraces (a menudo risibles), para purificar de los influjos deformadores del otro sexo su naturaleza más propia.  Las mujeres, en las cuales permanece y habita la vida con más inmediatez, fecundidad y confianza, deben, en efecto, haber llegado a ser en el fondo personas más maduras que el ligero varón, no atraído más debajo de la superficie de la vida por el peso de ningún fruto corporal, y que, oscuro y apresurado, menosprecia lo que cree amar (…).  
Un día existirá la muchacha y la mujer cuyo nombre no signifique meramente una oposición a lo masculino, sino algo por sí, algo que no se piense como un completamiento y un límite, sino sólo vida y existencia:  la persona femenina.
Este progreso transformará la experiencia del amor, que ahora está llena de error (ante todo muy contra la voluntad del hombre, que quedará superado); la cambiará desde la base, convirtiéndola en una relación que se entienda de persona a persona, no ya de hombre a mujer.  Y este amor más humano (que se cumplirá con infinita discreción y silencio, y con bondad y claridad, en el atar y desatar) se parecerá a aquel que preparamos combativa y laboriosamente, el amor que consiste en que dos soledades se defiendan mutuamente, se delimiten y se rindan homenaje.
Y, además, esto: ¿cree usted que se ha perdido aquel gran amor que una vez se le ofreció, de muchacho? ¿puede usted decir si entonces no maduraron en usted grandes y buenos deseos, y designios de los que hoy vive todavía? Yo creo que ese amor permanece tan fuerte y poderoso en su recuerdo porque fue su primera soledad profunda y el primer trabajo interior que ha hecho usted en su vida." 
(Rainer Maria Rilke.  Cartas a un joven poeta)


M. Yamamoto

Termino entonces invitando a considerar que tal vez el Amor como la poesía, es una Obra solitaria llena de profundos encuentros.  Se ama amando, se escribe escribiendo.

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