Suecia, 1968
Título original: Vargtimmen
Guión y dirección: Ingmar Bergman.
Intérpretes: Max Von Sydow, Liv Ullman, Gertrud Fridh, Georg Rydeberg.
Fotografía: Sven Nykvist.
Género: Drama y Terror psicológico.
¿Quién no se ha pasado un buen tramo de alguna convulsa noche perseguido y asediado por imágenes fantasmagóricas y aterradoras?
Los miedos más escondidos y los personajes más siniestros de la psique asaltan de tanto en tanto, y mucho más, en períodos de crisis existenciales o creativas. Así es el terrible drama que nos presenta esta película: el pintor Johan Borg desaparece luego de pasar una temporada con su esposa Alma en una casa situada en una isla apartada, luego de ser abordados por unos personajes extraños que se diluyen constantemente entre la realidad y las alucinaciones del protagonista.
El pintor, hombre perturbado e insomne es acechado por estos personajes, en principio admiradores de su obra y poco a poco devoradores del propio artista. Estas escenificaciones son narradas a través del diario de Johan, leído por su esposa Alma.
La película es muy exigente para el espectador dados los pliegues en el hilo argumentativo, pues se difumina el límite entre lo real y lo imaginado; acá se logra observar la gran influencia del expresionismo alemán en este tipo de obras, con el enorme acento puesto en la subjetividad y en esas otras realidades oníricas; valiéndose además de una estética contundente de blancos y negros. Una fotografía magistral (Sven Nykvist) necesaria para componer y recrear atmósferas de soledades opresivas, escalofriantes y ambiguas, de una psique paranoica y en sufrimiento.
La luz y la sombra, la penumbra, los blancos saturados, el alto contraste manifiestan todo el tiempo el territorio psicológico del personaje y el de su esposa Alma, quien se cuestiona, al igual que nosotros, si también es partícipe de esta pesadilla y en cuyos monólogos se va observando un telón de fondo asociado a los temas sobre la convivencia y el amor.
Estos retratos íntimos, álmicos, psicológicos, son logrados con unos excelentes primeros planos, la mirada y los silencios perfectamente interpretados por los actores, muy del estilo de Bergman.
La hora del lobo es esa hora de la noche en donde «si estás despierto tienes miedo y si estás dormido tienes pesadillas», es tan bien ese instante en donde se producen más nacimientos y más muertes. Es la hora más oscura previa al alba y en esta película esa luz tenebrosa y tenue es exaltada con precisión, tanto desde el punto de vista formal y estético, como conceptual y simbólico.
Puedo comprender ahora un poco más por qué se le llamaba a Bergman arquitecto de la luz. Si se animan, se las recomiendo.