MARZO. PRESTA ATENCIÓN A LOS SUEÑOS.

ESCRIBE Y NOMBRA TUS SUEÑOS EN UN DIARIO DE NOCHE.

Winslow Homer 1877

La práctica de llevar diarios es un gran ejercicio para afinar la introspección, y si es un diario de noche en el cual consignamos los sueños, será mucho más profunda la exploración personal.

¿Qué soñaremos este marzo?

Cada inicio de mes es una buena oportunidad para empezar a escribir los sueños por primera vez, y también para revisar aquellos escritos del mes anterior cuando ya tenemos la práctica de recordarlos y plasmarlos en un diario.

Para realizar este registro es muy recomendable, escoger un título para cada sueño, identificar y rastrear los símbolos, observar los patrones que se repiten como personajes, escenarios, objetos, emociones, etc. Escribir los contenidos de los sueños es una manera de fortalecer la comunicación con la psique inconsciente y poco a poco ir desarrollando el arte de leer sus mensajes.

Existen diferentes clases de sueños, (personales, transpersonales, ocasionales, recurrentes, sueños de complejo, mensajes del alma, sueños lúcidos, sueños astrales, pesadillas, semi lúcidos, ordinarios, arquetípicos, entre muchas otras categorías) entonces sólo mediante la práctica de escribirlos, otorgándoles un espacio especial en nuestra vida consciente, podremos clasificarlos y encontrar los propósitos de su aparición y las formas únicas en que nos transmiten la sabiduría interna.

Según las preferencias de cada quien, ésta relación con el inconsciente a través de los sueños va encontrando otras vías de expresión creativa como el dibujo o pintura, la narración a alguien de confianza, la imaginación activa (técnica usada por la psicología analítica), el ritual y también el baile (movimiento auténtico); pero lo que sí es necesario sobre todo al inicio, es tener los sueños escritos, hacer recopilación periódica para así aprender a leer sus códigos y continuar fomentando la relación con ese mundo onírico.

El diario de la vida nocturna se va convirtiendo en un mapa con el tesoro incluído sobre nuestro acontecer interior, podemos volver a leer y releer los cuentos oníricos para inspirarnos, buscar orientación y ampliar la comprensión sobre la vida. Este diálogo a través de la escritura alimenta a nuestro «genio» del sueño y éste a su vez nutre nuestra conciencia para hacerla cada vez más plena.

«El mundo onírico, creado por el genio del soñar, es más real que la más grande obra del arte humana…Este genio -o genios del soñar- crea un mundo tras otro durante veinte años enteros de nuestra existencia (si vivimos unos ochenta años y soñamos seis horas cada noche). ¿Qué pasaría si entraramos en los sueños como misterios? ¿Abriríamos los abismos que hay bajo nuestros pies, debajo de la limpia alfombra de la razón?». R. Bosnak. La práctica del Soñar.

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