Hoy Amanecí pensando en… La Fuerza de la Vida

Foto Angela Ramírez

Pienso en la fuerza de la vida en estos tiempos de sol implacable y de un fuego emocional exaltado en las voluntades de los hombres que se eleva en la opresión de muchos por el beneficio de unos pocos. Tiempos en donde parece imperar la muerte, no desde la natural y vital transformación, sino desde el aniquilamiento y el miedo; hago una pausa sostenida por el dolor de patria, de mundo y humanidad, y decido retomar, anclarme con terquedad a la inagotable fuerza de la vida y su pulso femenino.  Sí, completamente femenino.  Una fuerza que responde potente ante lo descomunal y soberbio, una fuerza eterna pues está ligada a la creación y, por tanto, invencible.

He aprendido desde muy joven que los humanos transitamos entre múltiples dimensiones, siendo las dos principales reconocibles: la realidad consciente y la inconsciente.  Habitamos un mundo consciente en el que nos movemos con supuesta seguridad basados en patrones definidos, afincados en la razón y el uso de ciertos sentidos. Y andamos a tientas siendo habitados también por un mundo inconsciente plagado de arquetipos, prefiguraciones, fantasías, imaginación, deseos y sueños.  Un universo potencial de suprema importancia para la creación y evolución.

También he aprendido y constatado que independientemente de tener cuerpos físicos de mujer o de hombre nuestra configuración psicológica es completa: femenina y masculina; así neguemos, temamos, o nos identifiquemos más con una o con la otra.  Sé que estás fuerzas polares que nos fundan son las simientes de un proceso mayor de totalidad y manifestación de la creatividad en su más profundo y avivado sentido.  Cada una de ellas posee, insufla, ejerce ciertos dones o cualidades necesarias para que se pueda dar la experiencia en este mundo.  Y esta danza perenne de polaridades es maravillosa y exigente a la vez, pues cada polaridad tiene también su sombra, su zona oscura, su reto y aprendizaje.

Por eso hoy un poco cansada de los constructos establecidos de orden y poder que parecen no estar funcionando, caducos ya en sus posturas y poses, recuerdo y les quiero recordar que existe y late constantemente una inconmensurable fuerza de vida que sostiene desde un principio femenino más poderoso de lo que hemos aprendido sobre el poder.

Esta fuerza de vida en su sentido femenino es Sabia, inagotable y siempre está al alcance si conectamos con las formas adecuadas, siendo las más sencillas y sensibles generalmente, las más acertadas.  Su fuerza radica en no imponer la fuerza y confiar en Ella, esto es posible al abrirse paso más allá de la ilusión de separatividad y control.  Soltar la necesidad de control y recuperar el poder femenino es preciso, necesario y básicamente tiene que ver con activar un Recuerdo.

Como dice claramente David Deida, experto en los caminos de la polaridad:

«A medida que aprendemos a confiar en la fuerza de vida femenina, ella empieza a cambiar nuestras vidas de modos que nunca habríamos sido capaces de planificar. ¿Cuántas de tus relaciones importantes empezaron como encuentros «casuales»? ¿En qué sentido serían diferentes nuestras vidas si confiáramos plenamente en nuestras intuiciones y sentimientos?

Nos debemos a nosotros mismos el reconocimiento de que nuestras mentes son más pequeñas que la fuerza de vida femenina de la que proceden, la fuerza femenina que las sustenta y la fuerza femenina que les pondrá fin cuando ésta ya no fluya en nosotros.

Recuerda: dependemos totalmente de esta fuerza vital femenina: alienta la vida en nosotros, hace latir nuestro corazón, se mueve por nuestros cuerpos y energetiza cada cosa viva sobre la tierra (…).

Nuestra salud personal, así como nuestras relaciones íntimas, dependen de nuestra capacidad de relajarnos en la fuerza vital de lo femenino.

Cuando estamos rodeados por el flujo de vida, relajados y abiertos a su movimiento e intuición sutil, nace otro tipo de inteligencia «de-todo-el-cuerpo».  Esta inteligencia, la sabiduría del amor que es inherente a un cuerpo vivo, abierto y sensible, es lo que necesitamos para contar con medios espontáneos y adecuados en nuestras relaciones íntimas.  Es uno de los dones de la fuerza femenina». (David Deida)

Recuerdo, recuerda, la vida misma es un don de la fuerza femenina y como tal se debe honrar, respetar y amar.  Recuerdo, recuerda que ante la furia bélica interna y externa, si bien no logramos hacer emerger las sonrisas, si podemos convocar con toda la confianza a la supremacía de la fuerza de la vida.  Hacerlo es humano, posible, necesario y contundente.

Semejante a la imagen de la carta número 8 del Tarot, justamente llamada la Fuerza, en donde un ser femenino apacigua con astucia y suavidad a un fiero león, así la fuerza de la vida suavemente, dulcemente, pero contundentemente también doma lo más básico de nuestras pasiones y necedades.  Esta es la fuerza esencial.

La Fuerza. Tarot 2017

La fuerza de la vida se activa entonces recordando y ejecutando de maneras conscientes y placenteras los verbos básicos que conectan con lo vital, por ejemplo: respirar, caminar, comer, dormir, sentir, amar.

Recuerda, lo femenino no es una mujer, lo femenino no es un complejo, lo femenino no es un estereotipo, lo femenino es la Fuerza de la Vida en su incesante manifestación.  Y con esa fuerza contamos hasta el final de nuestros días.

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