Algunas Memorias del seminario de psicoterapia con el analista Gonzalo Himiob. 2014
Lugar: Casa Jung Medellín (Centro C. G. Jung). Un espacio en donde el eros de la amistad se encuentra graciosamente con el eros de la búsqueda del conocimiento alrededor de la psicología analítica.
Invitado: Gonzalo Himiob, analista venezolano, médico psiquiatra.
Un hombre con un grado alto de poesía en la palabra, a quien le gustan los caballos y muy generoso en compartir su experiencia y modelo psicoterapéutico.
Asistentes: Psicólogos, psicoterapeutas, amigos afines a la psicología analítica, médicos, psiques atentas a nutrirse de imágenes con sentido y significado.
La necesidad de pensar la psicoterapia por y en sí misma, cada vez más independiente de la medicina y de la psicología, fue una de las ideas que más me atrajo durante el seminario. Un desafío coherente con los tiempos actuales y con el planteamiento junguiano del proceso analítico como un proceso alquímico, profundo y en constante transformación. Por lo tanto, según el doctor Himiob, «la psicoterapia es una profesión séptica», es decir, no puede estar al servicio de los ideales de perfección, sino que está al servicio del alma con todo su amasijo y humanidad.
Y esta profesión que también es oficio, pues implica un entrenamiento y una labor continua, no se escapa de ser y requerir ser un arte, dado que es Creación, y como proceso, trasciende lo intelectual.
Se instala en el reino de la metáfora, trabaja con la imaginación y tiene como herramienta principal: el vínculo, el encuentro; aquello que no se nombra y que va más allá de la palabra y la interpretación. Así, la psicoterapia es un ámbito donde se acompaña, se atestigua, se respeta y se es paciente con la emergencia de lo inconsciente tanto del consultante como del terapeuta, quienes son constantemente tocados, imantados, movidos por los arquetipos de sanador-herido, maestro- aprendiz y madre-hijo. Como todo caldo alquímico, este es un proceso que tiene momentos y movimientos. Gonzalo nos habló mucho del movimiento sinuoso y sobre todo en espiral, en donde se tocan aparentemente los mismos aspectos, pero agregando y añadiendo novedad. Esta es la forma y ritmo del pensamiento simbólico que le da cabida a los cuentos de hadas, los refranes, la fantasía, los sueños, los mitos, la imaginación. Un movimiento en pro de «ejercitar la psique»; yo lo he entendido como el proceso de «hacer alma» según Hillman. También destacó tres momentos importantes en toda psicoterapia, uno para la catarsis, otro más educativo y un tercero como proceso.
Escuchar, amplificar, dar cuerpo (metáfora), dar imagen, reflexionar, acompañar, cuidar, estar al servicio, estar atentos a las limitaciones y destrezas en el espacio terapéutico, crear; hace parte del ejercicio de atestiguar al inconsciente en la práctica de la psicoterapia y de esta forma, sólo así quizá, en palabras de Gonzalo: «Abonar el terreno para la consciencia».
Creo que quienes hemos sido obstinados y apasionados en este trasegar, resonamos intensamente con estas ideas, observando que hay mucho por seguir reflexionando alrededor del quehacer de la psicoterapia, con todos sus desafíos y regalos.
Gracias al doctor Gonzalo y al Centro C. G. Jung Medellín.