Dejar ir la necesidad de controlar
Las recompensas del desapego son grandes: serenidad, una profunda sensación de paz interior, la capacidad de dar y recibir amor de una manera que nos enaltece y nos llena de energía, y la libertad para encontrar soluciones reales a nuestros problemas. Dejar ir nuestra necesidad de controlar puede liberarnos a nosotros y a los demás. Puede liberar a nuestro Poder Superior para que nos envíe lo que es mejor para nosotros. Si no estuviéramos tratando de controlar algo o a alguien, ¿Qué estaríamos haciendo de otra forma? ¿Qué estaríamos haciendo que no nos estamos dejando hacer ahora? ¿Adónde iríamos? ¿Qué diríamos? ¿Qué decisiones tomaríamos? ¿Qué pediríamos? ¿Cuáles límites fijaríamos? ¿Cuándo diríamos si o no? ¿Qué es lo que no nos hemos estado dejando hacer mientras albergábamos la esperanza de que nuestra abnegación influyera sobre una situación o persona en particular? ¿Hay algunas cosas que hemos estado haciendo y que dejaríamos de hacer? ¿Cómo nos trataríamos a nosotros mismos de otra manera? ¿Nos permitiríamos disfrutar más de la vida y sentirnos mejor ahora mismo? ¿Dejaríamos de sentirnos tan mal? ¿Nos trataríamos mejor a nosotros mismos? Si no estuviéramos tratando de controlar, ¿Qué haríamos en forma diferente? Haz una lista y luego síguela.
Tomado del libro: El Lenguaje del Adiós. Melody Beattie.